Hemos vivido toda la vida pensando que somos un cuerpo y una mente con algo etéreo que llamamos «espíritu» añadido.
Para algunos, el espíritu no existe y todo termina en la mente y la inteligencia. Para otros el espíritu es algo con lo que habrá que lidiar después de la muerte, sin ninguna importancia en la vida «real».
El cuerpo y la mente aparentemente existen, los podemos ver actuando, podemos observar el cuerpo moverse y hacer todas esas cosas que el cuerpo hace, podemos ver la mente pensar, podemos observar como crea gran cantidad de pensamientos.
Pero… ¿Quién está observando la mente y el cuerpo? Podemos aceptar que la mente observa al cuerpo, pero… ¿quién observa a la mente? La mente no se puede observar a sí misma, de la misma forma que un ojo no se puede ver a sí mismo.
Entonces… ¿Quién o qué es eso que observa a la mente? Cuando te pregunto ¿Quién camina? ¿Quién piensa? tú me contestas «Yo». Por tanto, ese que observa se llama «Yo» y no es ni el cuerpo ni la mente.
Descubre quién es ese «Yo». No pierdas tu tiempo con el cuerpo y la mente. Pregúntate a ti mismo ¿Quién es ese «Yo»? ¿De dónde viene? ¿Que lo creó?
Voltea tu atención. Emprende el camino de regreso hacia el “Yo soy”, esa es la puerta de entrada a la paz infinita, el amor infinito, la sabiduría real. Todo lo demás es mente.
Luis de Santiago, 12 de Septiembre de 2014