¿MAESTRO O CHARLATÁN?

Es muy fácil aparentar ser maestro, todos sabemos la verdad absoluta «Solo existe la conciencia que se reconoce a sí misma» «Todo es un sueño, mente y cuerpo son una ilusión» «No existe el observador ni lo observado» «Todo es vacío, Brahman», bla, bla, bla.

Pero… ¿De qué le sirve esto a una persona que, sintiendo un profundo y sincero deseo de libertad, todavía no vislumbra ni experimenta estas «verdades últimas»? Una persona que día tras día vive engañado por esta gran ilusión que llamamos «Vida». Que todavía sufre y reacciona ante el mundo. A este ser, repetirle las verdades últimas no le sirve de nada. Incluso es una falta de compasión. Un perjuicio.

El verdadero maestro no solo enseña la «Verdad absoluta», esto lo puede hacer cualquiera que haya leído a los grandes maestros de la historia y repite sus enseñanzas como un lorito. Recreándose en lo mucho que sabe, intercalando palabras en sánscrito, hablando sin parar porque el silencio lo delata.

El verdadero maestro es capaz de enseñar el camino para llegar a la verdad. El verdadero maestro es capaz de bajar de la cima de su montaña, encontrarse con su discípulo en el valle y ayudarlo a subir hasta la cumbre. El verdadero maestro es capaz de percibir lo que su discípulo necesita para avanzar, no importa a que nivel esté.

El verdadero maestro tiene el don de mirarte a los ojos y saber lo que necesitas en ese momento. A veces habla al más alto nivel, otras se mantiene en silencio. Muchas veces acepta por reales cosas que él sabe que no lo son, y lo hace para poder ayudarte a llegar a la cima. Lo único que exige es la sinceridad en tu deseo de ser libre.

Luis de Santiago, 1 de Octubre de 2014.