Una cosa que genera mucho sufrimiento, constantemente, en nuestra vida diaria, es la sensación que somos los hacedores, que somos los que hacemos que las cosas sucedan, la sensación que si no hacemos algo nosotros, las cosas no sucederán, y eso es totalmente ridículo. Mira el Universo, ¿tienes tú que empujar para hacer que el Universo se mueva? No. ¿Tienes que empujar para que tus átomos giren en sus órbitas? No. ¿Qué te hace creer entonces que “aquí” tienes que hacer, tienes que empujar, tienes que hacer que las cosas sucedan porque si no, no pasará nada? ¡Eso es una cosa del ego, ese es mi ego diciéndome cuán importante soy en el Universo!
Lo que pasa es que hay un poder, mucho, mucho más grande que nosotros que ha puesto las cosas en movimiento y no se va a detener, hagamos o no hagamos, no se va a detener y las cosas van a seguir pasando, tanto si empujamos como si no. Sé que es difícil de aceptar porque significa que no eres tan importante. El problema es que crees que lo eres, el problema es que crees que las cosas suceden porque tú haces que pasen, y eso pone una gran responsabilidad sobre tus hombros. Si crees que tú eres el hacedor, entonces eres responsable de todo lo que pasa y tienes que tener cuidado de tomar las decisiones correctas, porque si no pueden pasar muchas cosas terribles y será por tu culpa y todo el Universo va a sufrir porque tú no tomaste la decisión correcta. ¡Es totalmente ridículo! Estás poniendo sobre tus hombros un peso tan grande que no te deja ser feliz, que te hace sufrir constantemente, a todas horas, porque ¡tienes que estar constantemente tomando la decisión correcta! Ufff… Dios… ¡Me canso con solo mencionarlo! (risas). ¡Tú no eres el hacedor! Las cosas pasan de todos modos y tienes que darte cuenta de eso, tienes que empezar a vivir así, porque cómo van a ser las cosas ya está decidido para ti, se decidió cuando empezó el Universo, y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo. Puedes aceptar eso y ser libre, o puedes oponerte y sufrir. Esa es tu única elección. Las cosas pasarán de todos modos. El problema es que no nos lo creemos, no nos lo creemos y en buena parte ya nos gusta ser los hacedores. Mira qué ego: “Yo soy el hacedor, yo hice mi vida, yo construí mi destino, ¡guau! ¡Mira qué guapo soy… soy poderoso!”. Pero no lo eres, te estás engañando porque todo va a pasar de todos modos, tu destino ya está ahí y puedes llegar adonde tienes que llegar sufriendo, sudoroso y maloliente, o puedes llegar fresco, feliz y relajado. Esa es su única elección, porque el resultado final será exactamente el mismo. Tú no eres el hacedor, lo siento, siento reventar tu burbuja. ¡No lo eres! Así que te puedes relajar. Haz lo que tengas que hacer, pero hazlo sabiendo que no eres tú quien lo hace. Esto no significa que te quedes en casa sin hacer nada, eso no es lo que estoy diciendo. Lo primero que te dirá la mente es “Oh no, no puedo quedarme en casa sin hacer nada”. Pero eso es un truco de la mente. Tienes que seguir haciendo lo que toca. Tienes que salir a trabajar, tienes que cobrar tu sueldo, tienes que cocinar y todas esas cosas, pero nada de eso lo has decidido tú: esa es la diferencia.
Prueba hacer las cosas esta manera. No hace falta que me creas a mí; ponlo a prueba, experimenta con ello. Pruébalo, porque cuando tú te mantienes como el hacedor, estás siempre empujando y trabajando muy, muy duro para el mismo resultado. Pruébalo, trata de soltar esa sensación. Es muy importante. Déjate llevar, ábrete a lo que ya está decidido y deja de luchar contra el Universo. El poder que todo lo mueve te va a cuidar, no te va a dejar con hambre. No tienes que hacer nada, sólo hacer lo que toca. Como una manzana es una manzana y hace su función como manzana, tú tendrás que hacer lo que haya por hacer: si eres padre o madre tienes que cuidar a tus hijos, si eres un ejecutivo tienes que ir a la oficina a trabajar y hacer prosperar la empresa… pero no eres tú. No asumas la responsabilidad porque es un desperdicio, no obtienes nada haciéndolo, es una pérdida de tiempo, es una pérdida de energía, es un sufrimiento para nada, ¡para nada! Tienes que hacer tus cosas pequeñas, tienes que dar de comer al niño, tienes que subir al autobús, etc. Pero el Universo no es tu responsabilidad, el planeta no es tu responsabilidad, lo que le pasa a otras personas en otras partes del planeta no es tu responsabilidad. Simplemente haz lo que tengas que hacer y llega a su destino fresco, renovado, feliz y relajado. Esto te quita el peso de la responsabilidad, sabiendo que algo mayor que tú ya decidió qué hacer.
Ábrete a que te sucedan cosas sin necesidad de hacer nada. Suelta. Suelta el hacedor, y verás cómo la magia comienza a suceder en tu vida, cómo suceden cosas hermosas día y noche, porque estás abierto a que ese poder cuide de ti. Si quieres hacer las cosas tú mismo, ese poder no se va a enfadar, no, ese poder no se enoja en absoluto, pero ese poder te respeta y como te respeta dirá: “ah, quieres hacerlo tú mismo, OK, hazlo tú mismo”. Es una cuestión de respeto, y cuando sueltas, cuando te rindes y dices: “Me he esforzado y no ha funcionado”, ese poder te dirá, “OK, está bien”, y cosas hermosas comenzarán a suceder en tu vida, una tras otra, en cuanto dejes de empujar. Ese es el único truco. Tienes que soltar.
Todas esas cosas que pasan en tu vida que dices, “Oh, mira, ¡qué casualidad! Oh, mira, ¡qué suerte tuve!”, pasaron porque sin darte cuenta, habías soltado. Habías soltado espontáneamente, sin siquiera darte cuenta, y entonces la Magia se produce, las coincidencias ocurren, la suerte viene. No es suerte, no es coincidencia, simplemente has soltado y has dejado que el poder mayor se encargue de las cosas.
Satsang en Dublin, 28 de setiembre de 2016.