Buenos días, os doy la bienvenida de todo corazón.
¡Es genial estar aquí con ustedes una vez más para este festival de buceo! Hoy vamos a sumergirnos y sumergirnos y sumergirnos en esa cosa que somos. Vamos a entrar en contacto con quienes realmente somos, y veremos cambios. Es muy emocionante, todos esos cambios que surgen cuando ponemos nuestra atención en nuestro interior y entramos en contacto con nosotros mismos, ¡no con el personaje! No con el ego, ese pequeño personaje creado por la mente, esa cosa que se cree separada de todos los demás y se cree especial. El ego quiere ser especial, cada vez más especial. Quiere hacer las cosas de manera diferente, porque tienes que ser diferente a los demás, tienes que ser diferente, algo único. Eso es lo que te dice la mente. Y en ese proceso de hacerte cada vez más único, sufres cada vez más… y al final te tienes que dar cuenta de que una cosa está relacionada con la otra, que no se puede ser único y estar en paz. No puedes tener un gran ego y estar en paz. Esas dos cosas son mutuamente excluyentes.
Así que necesitas perder tu ego, necesitas quemar tu ego, y cuando debilitas tu ego, cuando comiences a perder tu ego, comenzarás a sentirte más en paz, cada vez más y más. Sigue sumergiéndote más profundamente en ti mismo, porque aquí hay un fuego [Luis se toca el corazón]. Justo aquí hay un fuego que quema el ego, un fuego que quema la mente. Y cuanto más nos sumergimos en ese fuego, más pacíficos nos volvemos. A medida que debilitemos la mente, esta mente dejará de hacernos pensar que tenemos que ser diferentes, que estamos separados, que tenemos que ser únicos. Y con el tiempo empezamos a asimilarlo, empezamos a aceptar que somos iguales a los demás, que somos uno con todos los demás. Ni siquiera hay unos verdaderos “demás” allí fuera, lo único que hay es un gran pedazo de paz, y nosotros somos eso. Todas estas “demás personas” son lo mismo, están hechas de lo mismo: unidad y paz.
Por esto necesitamos comenzar a bucear y a quemar el ego. Cuanto más quemamos el ego, más vemos la diferencia en nuestras vidas. Cuando dejamos de querer ser únicos y diferentes, cuando dejamos de luchar por distinguirnos, vemos como ganamos en paz, cada vez más paz, hasta llegar a un punto en que te vuelves imperturbable. Nada puede tocar tu paz. Todas esas cosas que solían volverte loco, o te enojaban, o te hacían perder tu paz interior, simplemente desaparecen. Verás que nunca fueron ciertas, eran como un espejismo, una ilusión creada para la mente, sólo para perturbarte, hacerte infeliz y hacerte sufrir. Y cuando empiezas a quemar la mente y el ego, te vuelves más pacífico y empiezas a ver la diferencia.
Empiezas a notar que las mismas escenas que solían perturbarte, ya no te afectan. Empiezas a mirarte y a darte cuenta: ¡mira, esta situación antes me enojaba y ahora no siento nada! Lo que tienes delante es igual que antes, pero dentro de ti algo ha cambiado. Has ganado en paz, hasta el punto de que nada puede alcanzarte. Notarás los cambios, y estos cambios son buenos, porque cada vez sufres menos y vives más en paz contigo mismo y con todos los supuestos “otros”, que son sólo tú. Eres tú mirándote en un espejo, y todos esos millones y millones de personas no son más que tú. Empezarás a ver eso, y lo aceptarás, porque te estarás aceptando a ti mismo, y verás como los supuestos “otros” tienen todo el derecho a ser como son, porque son sólo una ilusión, un juego. No te molestarán, porque sabes que eres tú quien juega. Es sólo una ilusión.
También perderás todos tus miedos. El miedo desaparecerá de tu vida, porque no puedes hacerte daño a ti mismo. Cuando el mundo entero eres tú, te das cuenta que es imposible hacerte daño a ti mismo. Entonces el miedo desaparece. Nunca más necesitarás temer nada. Y cuando se pierden todas esas cosas que te hacían sufrir, te quedas en paz. Nunca más te enojarás, y podrás hacer todo lo que haga falta, pero sin enojo, sin miedo. Podrás seguir haciendo lo que tengas que hacer, incluso decir a tus empleados que deben hacer las cosas mejor, pero sin enojo, de una manera amorosa. Ellos recibirán ese amor y harán todo lo posible para hacer las cosas mejor. Todo se seguirá haciendo, pero sin ningún conflicto, sino de una manera pacífica y amorosa. Verás la diferencia, la sentirás.
Vendrán muchos cambios, y todos serán perfectos y sumamente agradables. Aquí hay uno que me gusta mucho: ¡nunca más tendrás prisa! ¡Nunca tendrás prisa! Porque sabes que todo se va a hacer, y que llegarás a donde debes estar en el momento adecuado. Entonces perderás la necesidad de apresurarte, ¿no es genial? Todas las cosas de la vida se van haciendo, y sigues llegando a los lugares donde debes estar, siempre en el momento perfecto.
¡También perderás la necesidad de recibir aprobación de los demás! No te importará lo que los demás piensen de ti. ¿Por qué? Primero, porque sabes que eres tú, y segundo, porque simplemente no te importa, no significa nada. No pensarás en las consecuencias de lo que otras personas piensen de ti, o en lo que otras personas pensarán sobre lo que tú dices o haces. Simplemente haces lo que haces y dices lo que dices, y no hay nada de qué preocuparse, porque sabes que eres tú. No necesitas complacer a nadie. No tienes que perseguir el amor o la aprobación de nadie más, porque ya lo tienes. El resto es solo una ilusión, un juego de espejos. Y una vez que te des cuenta de esto, el anhelo de ser amado, o de buscar la aprobación de los demás, desaparecerá, para no volver a sentirlo nunca más.
¡Así que sumérgete en ti mismo! ¡Sumérgete en el fuego de tu corazón, quema el ego! ¡No lo necesitas! ¡Quema la mente, no la necesitas! Verás la diferencia. Al quemar lo que no necesitas y sumergirte en lo que eres, encontrarás lo que has estado buscando.
Robert Adams solía decir que era un asesino de egos, ¡y lo era, seguro! Solía matar egos con su presencia, solía matar egos ayudándote a sumergirte en ti mismo, y también solía matar egos directamente. Cuando dejabas que tu ego apareciera frente a él, él te golpeaba, golpeaba tu ego y se aseguraba de que nunca lo volvieras a hacer. Lo hizo conmigo muchas veces, no solo conmigo sino con todos, ¡así que ya sabes lo que viene! Yo hago lo mismo, y si permites que tu ego surja frente a mí, me aseguraré de que nunca vuelvas a hacerlo. Algunas personas se confunden y piensan que porque se acercan a mí, o porque me ayudan, o nos ayudan a organizar eventos, o a hacer eventos en diferentes países, voy a ser fácil con su ego. Pero es al revés, cuanto más te acerques a mí, más duro seré con tu ego. No te confundas, algunas personas se confundieron y ya no están cerca de mí. Este es mi trabajo y lo haré.
Luis de Santiago
Satsang en La Coruña, 12 de diciembre de 2020
Traducido por Roger Espel