Om Shanti Shanti Om
Ayer mencionamos el trabajo, el hacer algo, el observar, como un trabajo, como algo que cuesta hacerlo. Pero es como todo, le hacemos caso a la mente, porque nos hemos habituado a hacerle caso. Como todo hábito, lo podemos cambiar, y como todo hábito, al principio cuesta trabajo, pero llega un momento que se convierte en algo natural, es como dejar de fumar. La única forma de dejar de fumar, es dejando de fumar. Al principio, cuesta trabajo y cuesta sacrificio, y tienes que estar pendiente para no dejarte llevar por lo que te pide el cuerpo, pero pasan las semanas y mientras tú te mantengas así, cada vez va a costar menos trabajo, cada vez va a ser más fácil, hasta que llega un momento que te olvidas de que una vez fumaste. Y esto es igual. Al principio hay que estar pendiente, hay que mirarlo y llega un momento que el proceso de observar la mente y el proceso de que se colapsen los pensamientos, el proceso de que te lleve al Yo Soy, es una cosa que está pasando constantemente sin que tú intervengas para nada. Y llega un momento en que ni siquiera tienes que observar los pensamientos, ni siquiera tienes que verlos colapsar, sino que simplemente vas al Yo Soy, directamente, y estás ahí todo el tiempo. Y esa sensación tan agradable que tenéis cuando llegáis al Yo Soy, se convierte en lo que sois, y vais por la vida así. Es muy muy agradable. Es vivir lo que en realidad eres. Dejarse de engaños, dejarse de mirar espejismos y simplemente ser lo que tú eres, y vas a funcionar en el mundo perfectamente, vas a seguir haciendo todo, pero con una paz y una tranquilidad y una felicidad que vas a decir, esto es verdad, ahora sí vale la pena, todo lo demás eran espejos, ilusiones, cortinas de humo, porque en realidad el sufrimiento no existe, es otra creación de la mente, y mientras creamos que es cierto vamos a sufrir. En cuanto nos damos cuenta de que no existe, inmediatamente deja de tener poder sobre nosotros. Lo que pasa es que somos muy tercos e insistimos. Pero miradlo como un espejismo, miras en el horizonte y dices “ahí hay agua” y empiezas a caminar y llegas al sitio donde creías que estaba el agua y ahí no hay agua, y miras al horizonte y ves agua, “ah, el agua estaba ahí” y tiras a correr para allí y cuando llegas ahí no hay agua. En algún punto tú dices “esto no es real”. Y a partir de ese momento todos los espejismos que veas ya no te hacen correr hacia ellos, porque ya sabes lo que es, ya sabes que no es cierto.
Eso es todo, es todo muy muy simple. Lo que pasa es que la mente no se va a dejar fácilmente. La mente te controla, la mente está haciendo su trabajo, y va a luchar, y va a pelear, y va a crear una cantidad de situaciones para hacerte sufrir, no se va a ir tranquilamente, porque ese es su trabajo. Si ya no le haces caso, ya no tiene nada que hacer. Y es muy, muy sutil la forma como funciona. Al principio trata de distraerte para que no mires hacia donde tienes que mirar, hacia donde estás. Cuando ve que no ha podido y que tú sigues empeñado en hacer cosas espirituales. Se disfraza de tú compañero de búsqueda, y te empieza a aconsejar como encontrarte, te empieza a decir “ah, ha salido un libro nuevo tienes que comprarlo y mira viene fulanito de tal dentro de tres meses, vamos a ir a verlo, y vamos a la India, que en la India es donde están las cosas, aquí no, hay que ir a la India, hay que preparar el viaje y hay que”… se convierte en tu compañero de búsqueda pero es la mente, y su función es que no te encuentres. “Pero bueno sí estoy haciendo cosas espirituales ¿no?” Estás creyendo que estás haciendo cosas espirituales y lo que estás es alimentando un ego espiritual, que como es espiritual te crees que no ego, pero es el ego más fuerte que hay. Y normalmente ese ego espiritual es lo que impide que puedas disfrutar de quien eres. Hay que acabar con ese ego espiritual, no dejarse engañar por ese ego espiritual. Ya habéis leído, ya habéis ido a muchos sitios, a lo mejor ya habéis ido a la India y sabéis que no pasa nada. Leéis un libro y decís “aah mira esta frase, que bien me siento” ¿pero qué pasa? A la media hora ya se fue, o al día siguiente ya se fue, no dura. Son pequeños atisbos, pequeñas muestras gratis que estáis recibiendo, pero se va. Excepto cuando miráis donde hay, que allí está siempre, ya no son pequeñas dosis, allí está siempre. Pero tenéis que mirar directamente. No mirar a un espejo que te está reflejando lo que eres. Que eso es lo que hace la mente a veces, cuando se disfraza de tu ser. Entonces te hace mirar a una representación de lo que eres en realidad. Elimina eso, elimina eso y mira directamente. Porque sino lo otro es mente disfrazada de tu ser. Y acordaos que la mente os conoce muy muy bien, está con vosotros desde siempre. La mente sabe dónde tocar, sabe que botón tocar, sabe en lo que crees, sabe lo que no crees, sabe por dónde entrar, sabe por dónde atacar, perfectamente. Si tu mente sabe que tú crees en ángeles, pues te va a empezar a mandar los mensajes como si fueran ángeles “oh estoy recibiendo, me están diciendo cosas” y es pura mente. Y no hay nada, no hay nada excepto la Gracia. Y la mente no hace nada, sino colgarse las medallas de lo que hace la Gracia. Todo es Gracia. Todo es Gracia. Pero la mente te está diciendo que es ella la que hace que pasen las cosas, que es ella a la que se le ha ocurrido esa idea tan creativa, que es ella la que hace que trabajes perfectamente, que es ella la que hace que críes a tus hijos… no hace nada, solo se cuelga las medallas.
Largo silencio.
Y hay que aceptarse plenamente, hay que aceptar todo lo que sois, todo el tiempo, dejar de mirar solo parte de lo que eres y empezar a aceptarte como un todo. Cuando nos aceptamos como esto (Luis toca su brazo)… estamos aceptando solamente una pequeñísima parte de lo que somos. Porque estamos solamente reconociendo, la materia, los átomos, pero esos átomos están suspendidos en un espacio, que se llama vacío, la nada. Y la mayor parte de lo que somos es la nada. Sólo somos una pequeña parte de átomos. Tenemos que aceptar a la nada como nosotros, porque si no estamos aceptando una pequeñísima parte de lo que somos, que es la parte que se corrompe, que se pudre, que muere, que sufre, y la otra parte, que es la gran mayoría de lo que somos, que siempre ha estado ahí, siempre va a estar ahí, que no se pudre, no se corrompe, no tiene límites, está en todas partes, eso es la mayoría de lo que somos y tenemos que acostumbrarnos a aceptar eso como nosotros. Porque mientras mis átomos son mis átomos, y construyen ADN que es particularmente mío y de mi familia, y me aísla, me acota, cuando aceptas la Nada… no hay nada mía y nada tuya, es todo uno, toda la nada del universo es una. No está acotada. Entonces, cuando yo acepto la Nada, te acepto a ti como yo, y a ti como yo, y al suelo como yo mismo, y al cielo, y a las piedras, y a todo. Porque eso es lo que soy. Somos todo uno. Cuando lo vemos, aceptamos esa gran mayoría de lo que somos y dejamos de prestarle tanta atención a una pequeña parte que es la que se va, que es la que apareció y va a desaparecer, y vamos a centrarnos en lo que está ahí, y siempre va a estar, y eso es la Gracia. La Gracia no es algo que está flotando en otra dimensión, no, la Gracia está aquí, los átomos de esta mesa están flotando en Gracia, los átomos del aire están flotando en Gracia, los átomos de tu pelo están flotando en Gracia, y todo es uno. Aceptar, en este momento, ya, todo, más allá de estas paredes, más allá de este planeta, ahora, ya.
Largo silencio.
Y la mente se va a resistir, porque la mente solo acepta cosas que pueda ver, que pueda medir, que pueda tocar, que pueda acotar, que pueda definir. Y el Vacío es algo que la mente no puede con él. El Vacío, el Infinito, todo son cosas que la mente no puede con ellas, y se va a resistir, y va a querer que mires, mira, esto es real porque lo estoy tocando, y no es verdad. Y además ese Vacío, que para la mente es nada, un espacio que está ahí que no hace nada, ese Vacío, está lleno, pero no de materia, está lleno de Amor, está lleno de Paz, y está consciente, no necesita de la materia, el amor no necesita de la materia, la paz no necesita de la materia. Eso es lo que es el Vacío, y la mente no lo entiende, ni quiere entenderlo. Es lo que soy, y es lo que vamos a ser siempre, siempre.
Y este Vacío, que decimos que es infinito, que nunca ha tenido principio ni va a tener final, que está en todas partes, que está consciente de todo, que lo ve todo, nos damos cuenta que eso, es la definición que ha dado la mente de Dios. La mente, al tratar de explicar la Gracia, al tratar de explicar el Vacío, como tiene que definir todo, y como tiene que medir todo, crea un personaje con barba que vive en una nube, pero que tiene las misma características que tiene el Vacío. Es infinito, nunca ha nacido, nunca morirá, está consciente de todo, lo ve todo, no juzga nada, aunque después ya la mente se lanza creativamente, y ya hace un Dios que castiga, hace un Dios que juzga, hace un Dios que te da unas reglas que si no las sigues no entras en un supuesto parque recreativo que se llama cielo, donde todo el mundo es feliz y donde se acumulan almas, que tontería ¿no? Hay un sitio donde se acumulan almas, y desde hace millones de años las almas de la gente se van acumulando y cada vez hay más almas, ¿y para que tantas almas? Todo es uno, todo es uno, somos una sola cosa. En este momento vivimos bajo la ilusión de que somos materia.
Largo silencio.
Y cuando aceptamos el Vacío como nosotros, no debemos olvidarnos de esa pequeña parte que somos, que es materia, porque también lo somos… que sea una pequeña parte no quiere decir que la tengamos totalmente que abandonar. Tenemos que amar a esa materia que somos, tenemos que amar al personaje que estamos jugando, completa y totalmente. Eres perfecto tal y como eres, en este momento, no hay nada que arreglar, no hay nada que perfeccionar. El personaje que tú eres es la Gracia, y la Gracia solo puede ser perfecta. Acéptate, ámate, tal como eres, acepta que es perfecto de la forma como es, porque si no entras en el juego de la mente, que te empieza a comparar con unos cánones, con unos “se supone que tú debes ser así”, y tú te sientes mal por no ser así, y tú tratas de cambiar, y te pasas la vida tratando de perfeccionar y cambiar y mejorar algo que se va a morir, y no te va servir de nada ese trabajo, y no vas a conseguir cambiarlo tampoco, porque tú eres así, tú personaje es así, y ya vino con el guion escrito debajo del brazo, ya todo está decidido, lo único que podemos hacer es amarlo tal y como es, porque no podemos ser otra cosa sino lo que somos.
Luis de Santiago
Satsang en Barcelona, 10 de Julio 2016.